Iguana 29; un anfibio con orugas

Entre las rocas, la arena y las corrientes. Así se mueve la Iguana, para que la marea baja no le deje tirado nunca más.

Sus orugas no afectan ni la estética del barco ni las prestaciones de navegación. Se trata de un par de brazos escamoteables que pivotan 90º dejando al descubierto dos orugas de goma propulsadas por un sistema hidráulico alimentado por un motor de 40 caballos. Se arrastra lentamente a 8 kilómetros por hora, pero seguro entre la arena hasta encontrar otra nueva zona de aguas libres en las que podremos pivotar de nuevo las orugas y arrancar el fueraborda de hasta 300 caballos con el que alcanza una velocidad máxima de 40 nudos. Las orugas pivotadas ofrecen una protección adicional al casco a modo de defensas.

La Iguana 29 no necesita remolques ni grúas para entrar y salir del agua. Es ideal para los aficionados que naveguen en zonas en donde las mareas son importantes y este concepto de barco anfibio les puede facilitar la navegación.

Un nuevo concepto

Tres franceses con talento han diseñado esta novedosa embarcación anfibia que puede entrar y salir de la playa con toda tranquilidad. Lo más importante es que la Iguana 29 consigue ser anfibio sin comprometer sus características marineras.

La Iguana no necesita puertos para desembarcar o polipastos para subir el barco al remolque en una rampa. En tierra se controla con un joystick y puede avanzar por una costa hasta con un desnivel de 11 grados y terreno inestable. El movimiento independiente de las dos orugas permite girar a la Iguana sobre su propio eje vertical en un  espacio muy reducido.

El casco ofrece un diseño avanzado capaz de cortar limpiamente las olas y ofrecer una navegación confortable. El planeo se produce a baja velocidad y es capaz de alcanzar una velocidad máxima en torno a los 40 nudos incluso con marejadillas. En torno a 30 nudos se alcanza un crucero muy razonable con una excepcional estabilidad.