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Corrientes Peligrosas

 

Al final del verano pasado, recibí una llamada de mi amigo Álvaro, que me invitaba a navegar con él y su amigo Paco, para llevar el barco recién adquirido en Barcelona, un motovelero Arenys de 8 metros de eslora, hasta el puerto de Sevilla, navegando por el río Guadalquivir.

La etapa actual de navegación consistía en embarcarse en el puerto deportivo de Marbella y navegar hasta Tarifa, para seguir rumbo hasta el náutico de Rota, pasando naturalmente por el Estrecho de Gibraltar.

Nunca hasta ahora, había tenido la ocasión de navegar por estas aguas, ya que normalmente suelo navegar por la zona de levante y las Baleares. De modo que dicho y hecho. Compré un billete de AVE de Madrid a Sevilla y desde allí cogimos el coche para Marbella.

El día era bueno, con algo de viento. Claros y nubes se alternaban constantemente y la temperatura era agradable ya que llevábamos ropa de invierno. El estado de la mar era de marejadilla a marejada.

Se trata de una travesía del todo recomendable con un paisaje de costa impresionante y muy bello. Alucinantes vistas del Peñón robado por los Ingleses, Montañas muy verdes y escarpadas por la zona de Zahara de los Atunes, y unas playas infinitas cerca de Tarifa, la cual nos regalo una visita gratuita a la fortaleza situada junto a su faro, en la Isla de Tarifa.

A media mañana nos acercábamos a la zona de Gibraltar, y como a una milla frente a su famoso peñón, frente a Punta Europa, estaban fondeados no menos de 10 o 15 enormes cargueros, en una zona marcada inquietantemente en la carta como ‘vertedero de explosivos’. Me pregunto yo que tipo de bombas y misiles tirarán por la borda los buques de guerra que por esas aguas desfilan. ¿Pero que hace tanto barco enorme por aquí? Pasamos navegando entre ellos sintiéndonos como una hormiguita frente a una manada de osos hormigueros. Espectáculo grandioso. Álvaro me comentó que simplemente esperan a que pase un buque cisterna cargado de Gasoil, para que todos ellos llenen sus depósitos de combustible, naturalmente sin pagar ni un duro de impuestos.  ¡Carajo, muy legal no me parece, pero puestos a ello, a ver a quien se le ocurre la idea de montar una gasolinera flotante cerca del Levante para todos los amigos de la náutica deportiva. Eso sí, naturalmente al límite de aguas jurisdiccionales para no tener problemas con el fisco!

En fin, volvamos a lo de la travesía, que es de lo que se trata. El viento había caído bastante, de modo que navegábamos a motor haciendo unos 6 nudos a 1.800 revoluciones.  Una vez dejada atrás la bahía de Algeciras  que nos mostraba todas las casitas de sus urbanizaciones, empezamos a ‘mosquearnos’. Nuestro barco se movía a muy buen ritmo, lo cual se apreciaba en su marcada estela. Cuando tirábamos una cáscara de pipa al agua, esta se alejaba de nosotros efectivamente, como a unos 6 nudos de velocidad.  Y claro de la hipótesis a la comprobación. Encendimos el GPS portátil y nos quedamos boquiabiertos. Nuestra velocidad real era de medio nudo y a veces negativa! En algunas zonas íbamos marcha atrás!

La preocupación fue más fuerte cuando sin previo aviso, el motor se puso en huelga y se negaba a querer arrancar. Flotábamos plácidamente en un mar medio agitado. Parecíamos parados y los escupitajos de prueba lanzados por la borda así lo parecían demostrar,  pero nuestro GPS se empeñaba en asegurarnos que regresábamos de donde veníamos a unos 6 nudos de velocidad real. Toma ya, esto si que es una corriente! Toda la masa de mar que nos rodeaba se movía como una alfombra arrastrada hacia el Mediterráneo. 

Afortunadamente tras quitar el filtro del aire, e intentar arrancar mientras uno de nosotros vaciaba un bote de spray de no sé que producto arranca motores, este se puso nuevamente a toser. A los pocos segundos recuperábamos la marcha y nuestro tímido medio nudo de velocidad real. La velocidad en la corredera era de unos 6 nudos. Hurra por el spray, producto muy aconsejable para todo barco que navegue a motor!

Otro efecto curioso de navegar con corrientes tan fuertes es la forma en que varía la velocidad real al modificar el rumbo. Simple suma de vectores. En efecto, al despistarnos por algunos instantes, y variar el rumbo de forma significativa, la velocidad pasaba de prácticamente cero a cerca de los 10 nudos reales! Ojo con el timón...

Pasado Tarifa tras muchas horas de testaruda navegación y frente a las costas Punta Paloma, entramos en una zona en la que en mitad de la mar se formaba una línea de rompientes muy acusada y tras ella, una franja bastante ancha de mar muy tranquilo, casi un plato. Nuestra curiosidad nos hizo acercarnos a ella previa consulta de la carta para asegurarnos de que estuviera libre de bajíos. El paso de la rompiente fue algo comprometido estando a punto una de las olas de montarnos por la popa.  Pero lo peor fue el estar en mitad de esas aguas infernalmente tranquilas. Efectivamente parecían en calma desde lejos. Estando en ellas no se veían más que pronunciados remolinos girando uno al lado del otro en direcciones opuestas. Cientos de ellos. El color de las aguas era muy oscuro y nada tranquilizador. Supongo que se trata de un efecto debido a las canalizaciones submarinas de tan fuertes corrientes, pero verlas de cerca significa entender lo arriesgado que es atravesar en patera por estas zonas.

Al final acabamos navegando a buen ritmo, una vez salidos de la zona de influencia de las fuertes corrientes, allá por Zahara de los Atunes.  Todavía nos quedaban muchas millas ,cuando caía el anochecer y el estado de la mar pasaba por rachas de marejada y fuerte marejada. Menos mal que el Arenis es un barco muy marinero y nos demostró lo cómodo que hace la navegación con mal tiempo desde su puesto de timón protegido en la cabina. Algunas olas barrían toda la cubierta y los limpiaparabrisas hacían, aunque mal su trabajo, por tener las gomas de las escobillas totalmente cuarteadas.

Ya cerca de las 5 de la mañana, y con algo de cansancio en el cuerpo, alcanzamos el náutico de Rota en donde amarramos. Era Sábado y todavía estaban abierto algunos bares en los que pudimos celebrar tan entretenida singladura...


 

 

 

                                                                              


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