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2006

 

     
 

 La Transat 6,50

Una regata boyante de energía, con 72 participantes en la última edición de 2005 y 11 nacionalidades distintas. Desde hace ya 30 años viene siendo convocada cada dos años, atrayendo los espíritus más aventureros de todos los países del mundo, y de todas las edades. “Afrontar el Atlántico durante más de 4.000 millas en una cáscara de nuez de solo 6,5 metros de eslora, es siempre un buen recuerdo” comentaba Daniel Gilard, primer vencedor de esta regata transatlántica.

Se trata de una carrera sin asistencia, en barcos de solo 6,5 metros y con única escala en Canarias. La primera etapa actúa como filtro selectivo de participantes, ya que al llegar a Puerto Calero en Lanzarote, algunos solitarios en peor forma física, moral o técnica, pueden renunciar y regresar a sus casas sin deshonor o vergüenza.

Cualquier persona puede participar. Es una clase fascinante en la que participan hombre y mujeres de todas las edades, desde los 20 años de Hugo Ramon, a los 60 años de Bernad Morin. De todas las nacionalidades aunque mayoritariamente Franceses, Austríacos, de Singapour, de Eslovenia, Ingleses, Irlandeses, Suizos, Españoles e Italianos. Los hay que sueñan con ganar, pero otros muchos simplemente se sienten satisfechos de poder participar, y vivir la aventura de su vida. Para unos, un desafío, para otros, la oportunidad de arrancar un buen palmarés. La posibilidad de disfrutar en solitario con surfs a 15 nudos, embelesarse con brillantes noches estrelladas en mitad de la nada, afrontar mares formados, y caer en las calmas de la zona intertropical.


 
La Transat 6,50 ya se ha convertido en un paso obligado para todos los talentos de la regata en alta mar. Para lograr un estatus como regatista de altura, la Transat 6,50 se ha convertido en una fase casi necesaria, por la que han pasado marinos tan importantes como Ellen MacArthur, Michel Desjoyeaux, Isabelle Autissier, Sébastien Josse, Catherine Chabaud, Anne Liardet, Karen Leibovici, Yves Parlier, Jean-Luc Van Den Heede, Thierry Dubois, Loïck y Bruno Peyron, Yvan et Laurent Bourgnon, Patrice Carpentier, Thomas Coville, Jacques Caraës, Lionel Lemonchois, Luc Bartissol, Halvard Mabire, Lionel Péan, Didier Munduteguy, Benoît Parnaudeau, Marc Thiercelin. 

 

La Transat 6,50 ofrece dos listas en las que poder participar, para barcos de serie como el ‘coco’, o el ‘super calin’ o los famosos ‘Pogo’, o bien para prototipos en donde se ‘cuecen’ los avances tecnológicos que años más tarde podremos ver en los VOR y grandes esloras como los veleros de la Vendée Globe, y de otras carreras transoceánicas. Marc Lombard diseñador naval comenta: Todas los grandes curriculums comienzan por una Transat 6,50 sea como marino o como diseñador naval. Como son barcos pequeños, el presupuesto también lo es, lo cual permite cierto grado de locura en el diseño y en la puesta en obra. En esta regata se estrenaron los mástiles de carbono, los botalones orientables, los dobles timones, las quillas pendulares, las jarcias con obenques en kevlar, las derivas laterales asimétricas. Avances que hoy en día se han convertido en elementos indispensables en los grandes monstruos de la VOR 70 o los Vendée Globe 60 pies, que necesitan prestaciones en ceñida y velocidad con vientos portantes o del través. ¿Qué mejor laboratorio de pruebas en los que ensayar las innovaciones y nuevas ideas, que una regata con gran reputación y con barcos de 6,50 con costos bajos

Los Transat 6,50 llevan tanta superficie vélica como un velero de crucero de serie de una eslora de 12 metros, pero en vez de pesar las aproximadamente 8 toneladas de estos, solo desplaza unos 1.000 kilos. Imagínese las sensaciones!

Con 50 m2 en ceñida y más de 100 m2 con vientos portantes. Potentes velas para cascos cada vez más ligeros. El peso se concentra sobre todo en el bulbo y se mejoran los planos antiderivas. Aumentan la superficie de velas, y se reducen las superficies mojadas, todo un desafío para la velocidad. “Crear un barco para la Transat 6,50 es como pasar el examen de 'selectividad' de un diseñador naval. Un arquitecto naval que solo se concentre en los grandes 60 pies, se quedaría con muchas cosas por conocer, sería un diseñador incompleto

 

La meteo durante todo el recorrido de 4.250 millas es variada. El viaje exige mucho más que la búsqueda de los alíseos. Durante la primera etapa, se atraviesa el golfo de Vizcaya, siempre un reto que puede producir las peores pesadillas si el tiempo no acompaña.

Cuando sopla fuerte Sur Oeste, mal asunto!  Pero luego viene Finisterre y el impresionante Estaca de Bares, en la ‘costa da morte’. En sus fondos marinos, la meseta continental remonta rápidamente hasta casi la superficie y por tanto no es raro tener que navegar en mares de los más ‘excitantes’, mientras observas la navegación del gran ‘desfile’ de cargueros o como faena la flota pesquera siempre presente en la zona.

A partir del cabo Fisterra aparecen los vientos portantes que nos llevarán hasta las Canarias. Hay que evitar clavar la proa en las olas y cuidar el material ya que faltan muchas millas por hacer. Los alíseos del NordEste a lo largo de las costas Marroquíes llevarán hasta la primera de las islas del archipiélago Canario; Lanzarote puede darnos la bienvenida con un viento perturbado y a veces impredecible. 

 

Rumbo a las islas de Cabo Verde camino del ecuador nos dejaremos llevar por los Alíseos que pueden soplar con fuerza 6. A la altura del Senegal y a 500 kilómetros de sus costas encontraremos Cabo Verde, y luego rumbo a los Dolldrums lleno de nubes tormentosas, y en donde el viento suele ser errático, de cualquier parte o simplemente no hacer acto de presencia. Esta zona de transición entre los alíseos del hemisferio Norte y los del hemisferio Sur es un verdadero caos de vientos. En esta banda de algunas decenas de millas de anchura conocida como la Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ), es posible encontrar todo tipo de situaciones meteorológicas, desde la calma más exasperante hasta una tormenta tropical con autenticas duchas de agua lloviendo y con vientos giratorios de 40 nudos.

Pasar la ITCZ con buen ritmo puede marcar la diferencia entre la victoria o la derrota. Luego vienen los alíseos del Sur-Este que se estabilizan y fortalecen cuanto más nos desplacemos hacia el Sud-Oeste. Tras cruzar el ecuador, debemos hacer Sur hasta alcanzar las costas de Brasil en la que nos pueden sorprender vientos cruzados, bancos de arena de muy poco calado, innumerables barcos de faena sin ningún tipo de señalización y finalmente la llegada a la bahía de todos los santos en Salvador.

 


 

 

 


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